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miércoles, 22 de febrero de 2012

LOS CULTOS DE MISTERIOS Y SU INFLUENCIA EN EL CRISTIANISMO (SEGUNDA PARTE)

PRINCIPALES CULTOS DE MISTERIOS
La manera más común de clasificar los cultos de misterio ha sido según su lugar de origen. Por lo general se clasifican en dos grupos: los de origen griego y los de origen oriental.55
Cultos griegos
Los más importantes cultos griegos fueron los eleusinos, los de Andania y los de Dionisio.
Los misterios eleusinos (de Eleusis). De origen pregriego, es la religión mistérica más antigua.56 El culto era en honor a Deméter y Perséfone (también llamada Kore).57 Considerado como el más prominente de los misterios griegos,58 su importancia puede verse en que, al parecer, se convirtió en modelo para los restantes cultos mistéricos.59 El mito central es como sigue:
Deméter, la diosa de la tierra, cuya hija Perséfone, o Kore, había sido arrebatada por el dios de ultratumba Hades, busca a su hija desesperadamente y detiene el crecimiento de toda vegetación hasta que Zeus permite de nuevo la reunión con su hija. Como signo de reconciliación con los dioses y los hombres, Deméter permite de nuevo a la vegetación crecer y reaviva la moribunda naturaleza. Mediante adecuados ritos el iniciado adquiría la certeza de que también a él, a pesar de la muerte, le estaba reservado un nuevo nacimiento gracias a la adopción por la diosa.60
Los misterios de Andania. Estos misterios eran dedicados a Deméter, Hermes, Apolo Karneios, Hagne (La Santa, o Pura) y a los Grandes Dioses.61 Lo que más se conoce sobre estos misterios es la Regla de los Misterios de Andania, que, como se ha dicho, constituía una documentación pública de las regulaciones que gobernaban los misterios.62
Los misterios de Dionisio. Este culto, probablemente de origen tracio, tuvo un fuerte carácter misionero y se organiza como religión mistérica a partir del siglo V a.C.63 Su mito se resume de la siguiente manera:
Dionisio era fruto de la unión de Zeus con Selene. El dios supremo lo salva del vientre de su madre cuando el rayo de la cólera divina la destruye y lo implanta en su propia cadera … Hermes lo transporta a la cabaña de las Ninfas, entre las que crecerá. Luego es perseguido y muerto por los Titanes, pero resucita. De allí que el dios que muere y resucita será considerado como el dios de la vida que renace.64
Un rasgo llamativo y peculiar de este culto es el elemento de delirio, éxtasis y locura que siempre lo acompaña. “Entusiasmo, locura y éxtasis denotan su aparición. A diferencia de Deméter, Dionisio se apodera súbitamente del espíritu de sus fieles, de tal manera que estos caen en delirio ‘llenos del dios’ ”.65 Eliade ofrece una interpretación del significado de este elemento extático en el culto dionisiaco:
El éxtasis dionisiaco representa ante todo la superación de la condición humana, el descubrimiento de la liberación total, la obtención de una libertad y una espontaneidad inaccesibles a los hombres. Que entre estas libertades figura también la liberación con respecto a las prohibiciones, las regulaciones y los convencionalismos de orden ético y social, parece cierto, y ello explicaría en parte la adhesión masiva de las mujeres.66
En acuerdo con Eliade, Meyer dice que “no considerar nada como prohibido fue entre estas personas la cúspide de la realización religiosa” y agrega que “hombres aparentemente en delirio proferirían profecías con frenéticas convulsiones corporales”.67
Lo anterior es interesante porque nos permite especular en la posibilidad de que unas ideas y conductas semejantes hayan estado presentes como influencia en el culto de la iglesia neotestamentaria de Corinto, con su entusiasmo por lo que probablemente fuera una desordenada práctica de los dones singulares de lenguas y profecía. Esto es posible, tomando en cuenta que, sin duda, el culto a este dios se practicaba en aquella ciudad.68


Cultos de Oriente
Los más sobresalientes entre este grupo de cultos mistéricos son los de la Gran Madre y Atis, de Isis y Osiris y de Mitras.69
Los misterios de la Gran Madre (Cibeles) y Atis. Es el más importante de los misterios de origen frigio.70 Su mito se plantea de la siguiente manera:
Cibeles ama al pastor frigio Atis. Ante la infidelidad de este, la diosa lo enloqueció, y en su locura él mismo se castró, muriendo como consecuencia. Cibeles, desolada, para recuperarlo de la muerte lo transformó en un pino según unas versiones y según otras lo resucitó.71
Uno de los ritos más mencionados del culto es el llamado taurobolium, el sacrificio de uno toro donde el iniciado recibía una especie de bautismo en la sangre del animal.72
Los misterios de Isis y Osiris-Apis (Serapis). El culto fue introducido por Tolomeo I en un intento por fusionar la religión egipcia con la griega.73 Estos misterios fueron construidos sobre la adoración egipcia de estas deidades. El dios Osiris, hermano y amante de Isis, fue algunas veces adorado como Serapis u Osiris-Apis (Osiris unido al toro Apis).74 El mito central consistía en lo siguiente:
Osiris, hermano-esposo de Isis, es matado por su hermano Seth o Tifón, que arrojó su cuerpo en un féretro al Nilo. Isis los busca y al hallarlo finalmente en Biblos, lo trae a Egipto. Pero Seth despedaza el cadáver en catorce pedazos y los desparrama. Isis busca los trozos y reúne el cuerpo de Osiris, que así puede vivir de nuevo como juez de los muertos.75
Los misterios de Mitras. Mitra era un antiguo dios iranio del cielo y de la luz, cuyo culto penetró al occidente con la expansión del Imperio Persa.76 Se implantó como religión mistérica en Asia Menor, desde donde fue importado y difundido por los soldados romanos, entre quienes fue muy popular.77 Floreció en el Imperio Romano desde el siglo II d.C. en adelante y tuvo la particularidad de ser exclusivamente para los hombres.78

INFLUENCIA DE LOS CULTOS DE MISTERIOS EN EL JUDAÍSMO Y EL CRISTIANISMO

En esta sección lo que principalmente se quiere enfocar, es la influencia que pudo haber tenido este fenómeno religioso en el cristianismo temprano y en los escritos del Nuevo Testamento. Sin embargo, no se quiere dejar de lado y sin mención alguna, la influencia que tuvo sobre el judaísmo.
Influencia en el judaísmo
Se ha notado que hubo cierta influencia de algunos cultos de misterios en el judaísmo de algunas regiones de la diáspora, especialmente en Asia Menor. Uno de los casos en que se dio esta influencia fue por parte del culto a Sabazio, dios oriundo de Frigia y emparentado con el culto de Cibeles-Atis.79 De acuerdo a Haufe, “los judíos del Asia Menor identificaron a Sabazio con Yahvé como dios del šabbat”, y “fue un sincretismo conocido ya en Roma en el año 139 a.C.”.80
Pueden mencionarse al menos tres evidencias más de esta probable influencia. La primera se relaciona con el Oráculo de Claros. Hay evidencia de que el oráculo emitió una respuesta concerniente al dios Ιάω, que debe ser entendido probablemente como Yahvé.81 En segundo lugar está la evidencia de Papyri graecae magicae XXXVI, 178–210, donde se presume una clara influencia de la veneración de Hécate en el judaísmo.82 En la sección pertinente del texto, Hécate es llamada a efectuar una magia del amor, pero siendo invocada por el dios de los judíos.83 Finalmente, por 2 Macabeos 6:7 se sabe que el culto a Dionisio fue uno de los medios empleados para tratar de helenizar Jerusalén.84
Influencia en el cristianismo
Se han observado muchas similitudes entre el cristianismo temprano con sus raíces judías y los cultos de misterios. Esto ha permitido la sugerencia de que la religión cristiana tuvo algún grado de influencia por parte de estos cultos. Algunos han visto “cierto influjo de los misterios en la forma de exposición, incluso en la más primitiva, de los hechos fundamentales cristianos”.85 Ya para finales del siglo XIX e inicios del XX los representantes de la escuela alemana de la Historia de la Religión mantuvieron que
el sacramentalismo cristiano temprano (particularmente la experiencia bautismal de compartir la muerte y la resurrección de Cristo reflejada en Ro. 6) se derivó de la figura del dios que muere y resucita, un rasgo central de los cultos de misterios helenísticos”.86
Al considerar esta posible relación entre los misterios y el cristianismo temprano se debe estar consciente de un riesgo doble con el que se va a luchar, a saber, según lo expresa Prümm, por un lado
el peligro de subestimar aquello que, ya por necesidad interna, imponía al mensaje cristiano una forma determinada de expresión; y, por otra parte, la tentación simultánea de sobre estimar la fuerza psicológica de los misterios sobre los predicadores cristianos.87
De manera que el observador tendrá que esforzarse por ser lo más objetivo posible al considerar las evidencias.
Un buen recuento de aspectos similares entre los dos movimientos religiosos que puede testificar de la posible relación o influencia entre ellos es el que nos presenta Meyer:
Como los misterios, el cristianismo temprano se desarrolló como una religión de salvación y elección personal. Los primeros iniciados participaban en ceremonias de purificación, ayunos y bautismos … Como los grupos dentro de los misterios, las comunidades cristianas tempranas podrían también proclamar que ellos eran igualitarios y vivían en unidad … Para Pablo y otros cristianos tempranos, el bautismo sería entendido como una experiencia de muerte que anticipaba la experiencia de resurrección y nueva vida … Los primeros creyentes cristianos también compartieron en un banquete sagrado, la Eucaristía, con elementos de pan y vino ligados a la muerte de Cristo, de manera que los cristianos podrían expresar su salvación como una experiencia de morir y resucitar con Cristo … La discusión de Pablo del misterio cristiano de morir y resucitar conlleva una comparación, trayendo a la mente los misterios eleusinos, con el sembrar y brotar de una semilla (1 Co. 15:36–38), y Juan, igualmente, tiene a un Jesús que anuncia: “En verdad, en verdad os digo, a menos que un grano de trigo caiga en la tierra y muera, permanece como una semilla sola, pero si muere produce mucho fruto” (Jn. 12:24). Además, el retrato de Juan de Jesús efectuando el milagro de transformar el agua en vino (Jn. 12:1–11) duplica versiones del famoso milagro del dios griego Dionisio, y las tempranas representaciones de la virgen María y el niño Jesús recuerdan las representaciones de las deidades egipcias Isis y Horus, y María, como Isis, puede ser aclamada como la reina del cielo.88
También se ha señalado el uso de parte de Pablo de vocabulario aparentemente derivado del lenguaje usado para referirse a aspectos de los cultos de misterios.89 Entre estos términos se incluyen: “ ‘sabiduría’ (1 Co. 1:17–31), ‘conocimiento’ (1 Co. 8:1, 13:8), ‘persona espiritual’ contrastada con ‘persona natural’ (1 Co. 2:14–16), ‘ser iniciado’ (Fil. 4:12), ‘misterio’ y ‘perfecto’ o ‘maduro’ (1 Co. 2:5–6), ‘indecible’ (2 Co. 12:4)”.90
Se ha sugerido, además, que el uso por parte de Pedro del término ἐποπτεύω “ver, observar” (1 P. 2:12), empleado comúnmente del acto de observar los objetos sagrados en las religiones de misterios, muestra al menos que los cristianos usaban a veces el mismo vocabulario que los misterios.91 Esta es una afirmación que ciertamente no se puede negar y algo que no debería sorprender si se reconoce que ambos fenómenos religiosos compartían las mismas realidades espacio-temporales. En este punto cabe recordar que Pablo solía adoptar el lenguaje de sus oponentes en sus intentos de refutarlos (por ejemplo, en 1 Co. 2:6–13).92
Similitudes y diferencias
Varias explicaciones han sido manejadas para tratar de entender estas similitudes. Por un lado, “intérpretes antiguos y modernos han tratado a veces de explicar estas similitudes por proponer teorías de dependencia”, y, por otro, “autores cristianos tempranos como Tertuliano y Justino Mártir explicaron las similitudes como imitaciones demoníacas del cristianismo”.93 Una tercera y más equilibrada propuesta es que hubo un mutuo apropiarse de elementos entre la iglesia primitiva y los misterios.94
En la actualidad, sin embargo, los estudiosos son considerablemente más precavidos en trazar paralelos entre el cristianismo y los misterios que indiquen llana dependencia.95 Esto se debe a las observaciones que muchos han hecho tocante a las nada insignificantes diferencias entre los dos fenómenos religiosos. A continuación se ofrecen algunas de las observaciones más importantes a este respecto.
A. J. M. Wedderburn, citado por Aune (quien no da el título de la obra citada), plantea algunas consideraciones en cuanto a la relación de Pablo y los misterios que permite ir penetrando en las marcadas diferencias:
1) Los cultos de misterios no tuvieron ninguna teología estándar centrada en la promesa de inmortalidad a través de la experiencia ritual de compartir la muerte y resurrección de la deidad del culto. 2) El punto de vista de que los misterios ofrecían inmortalidad por medio de la identificación ritual del iniciado con una divinidad muerta y resucitada no es verificada por la evidencia existente sobre el significado de tales iniciaciones mistéricas. 3) La cerrada conexión entre el bautismo y el Espíritu de Dios no tiene ninguna analogía en los misterios.96
Otras buenas observaciones han sido notadas por Lea, quien en las mismas similitudes advierte contrastes relevantes, especialmente respecto a la persona de Jesús y el significado de su muerte y resurrección:
1) La muerte de Jesús se presenta en forma uniforme a lo largo del N. T. como un acto redentor, sin embargo, las muertes de los dioses de las religiones de misterios no tenían este valor redentor. 2) El evento de la muerte y resurrección de Jesús se refiere a una figura histórica, los mitos de las muertes y resurrecciones de las deidades de los misterios están relacionados con el ciclo de la vegetación. 3) Jesús experimentó una resurrección corporal, sin embargo los dioses de los misterios volvieron a la vida sólo en parte o en otro reino de la historia.97
Mientras que en el cristianismo la muerte redentora de Jesucristo implicaba la liberación del creyente de sus pecados y la pena merecida, la muerte eterna, en los misterios el beneficio otorgado al iniciado, a raíz de su identificación con la muerteresurrección de la deidad,98 era más bien “la liberación de la heimarmene, del destino inevitable.99
Prümm también ha señalado como diferencia el hecho que ninguno de los dioses de los misterios muere voluntariamente, ni con el propósito de traer bien a la humanidad.100 Más bien, sigue Prümm, “son los propios adoradores de la divinidad los que instalan una significación salvadora en un acontecer absolutamente privativo del dios”.101 La perspicacia de Prümm le permite observar además que, en contradicción con la conciencia de particularidad de los adictos a los misterios, es decir, la reserva y hermetismo con que manejaban los contenidos de sus misterios y rituales, está el carácter de proclama universal que atañe al contenido de la fe cristiana.102
Finalmente, otra idea que se ve excluida de los misterios y que, por lo tanto, se torna algo exclusivo del cristianismo es la filiación divina del iniciado. En el cristianismo al iniciado se le puede llamar “hijo de Dios”, algo que nunca sucede en los misterios.103
Lo anterior muestra la realidad de aspectos similares entre las religiones de misterios y el cristianismo primitivo. Es algo que no se puede negar. Pero igual de reales son las profundas diferencias habidas entre ellos, diferencias tales que no permiten conjeturas descuidadas en cuanto a la sugerida dependencia. Ante esto vale la pena prestar cuidadosa consideración a las siguientes conclusiones de Meyer:
(1) Se deben reconocer las similitudes, pero evitar conclusiones simplistas acerca de dependencias. (2) Préstamos de ciertas ideas y prácticas religiosas bien pudieron haber ocurrido en el mundo sincretista de la antigüedad grecorromana, y parece claro que desde el cuarto siglo en adelante el cristianismo apropió bastante de otras religiones. (3) Muchas de las similitudes entre los misterios y el cristianismo temprano pueden ser atribuidas al hecho de que fueron igualmente religiones del mundo grecorromano. Como tales, los misterios y el cristianismo temprano enfrentaron desafíos religiosos y sociales similares. Propusieron similares maneras de salvación y transformación y compartieron puntos de similitud en sus visiones del camino para la luz y la vida.104
La tercera conclusión es de particular interés, pues afirma en resumidas cuentas que las similitudes observables son hasta cierto punto naturales. En otras palabras, era inevitable que las ideas y lenguaje utilizado fueran similares entre unas y otras religiones, porque eran parte integral de un mismo entorno y contexto. El cristianismo no llegó como algo completamente extraño o ajeno a las ideas del mundo conocido.
En cuanto a la similitud en los términos es valiosa la observación de Aune, de que estos no parecen ser tomados directamente de los cultos de misterios, sino que habían pasado mucho antes, al fondo común del lenguaje religioso figurativo.105 Parece más seguro ver estas similitudes y contrastes como una evidencia de la común realidad cultural, sociopolítica y, por supuesto, espiritual del mundo donde nacieron y se desarrollaron estos movimientos religiosos.

CONCLUSIÓN
Luego del anterior recorrido por las así llamadas, religiones de misterio, se puede pensar, en primer lugar, que el Nuevo Testamento y el movimiento cristiano no fueron fenómenos religiosos aislados del resto del mundo. Estos se dieron al lado de numerosas religiones con sus particulares ideas teológicas y practicas rituales. Por lo tanto, tal como puede suceder hoy en día (y sin duda sucede) entre religiones con creencias muy diferentes, un compartir por lo menos de una considerable cantidad de terminología religiosa era inevitable. En casos más extremos, como en algunos estratos del judaísmo de la diáspora, aun llegaron a darse casos de abierto sincretismo. Ya en el cristianismo de los siglos posteriores (del siglo IV en adelante) puede verse el influjo, por ejemplo, del culto a la diosa egipcia Isis, tan popular en el mundo romano, en la aparición de la adoración a la Virgen Maria.106
En segundo lugar, debe reconocerse que las particularidades y diferencias en las ideas teológicas y rituales son numerosas y profundas. De manera que puede dudarse con suficiente base de una dependencia teológica desde aquellas religiones. En cambio, sí es admisible reconocer el compartir terminológico y ciertamente de formas rituales (bautismos, banquetes sacramentales, etc.), incluso relatos de carácter parabólico con significados profundos (por ejemplo: la figura de la semilla, el milagro de la transformación del vino en agua), pero sin olvidar que en todo, las creencias e ideas que se pretenden comunicar y de manera especial, la teología fueron muy diferentes en cada caso.




55 Haufe, “Los misterios”: 112. Cp. Mircea Eliade, H. S. Wiesnes e I. P. Couliano, The Harper Collins Concise Guide to World Religions (Nueva York: Harper San Francisco, 1991): 189–90, para quienes el fenómeno de las religiones de misterio fue exclusivamente helénico. Parece ser que su postura es que los nuevos cultos fueron asociados a las formas de misterios solo en el período del Imperio Romano.
56 García Martínez, “El entorno religioso del Nuevo Testamento”: 361.
57 Stambaugh y Bach, El Nuevo Testamento en su entorno social: 168.
58 Meyer, “Mysteries”: 721.
59 Eliade, Historia de las creencias 1:318.
60 García Martínez, “El entorno religioso del Nuevo Testamento”: 361.
61 Meyer, “Mysteries”: 722.
62 Ibid.
63 García Martínez, “El entorno religioso del Nuevo Testamento”: 361.
64 Ibid., 361–62.
65 Haufe, “Los misterios”: 119.
66 Eliade, Historia de las creencias 1:381.
67 Meyer, The Ancient Mysteries: 86.
68 Bible Works 5.0, “Corinth”, ISBE Bible Dictionary, 02/10/2003. En esta fuente se señala que fue en Corinto que el Ditirambo (himno a Dionisio) fue por primera vez arreglado artísticamente para ser cantado por un coro. Cp. el elemento glosolálico evidenciado en el así llamado documento La liturgia de Mitras, donde las “palabras mágicas” (voces magicae) son una forma de glosolalia (Meyer, The Ancient Mysteries: 212). Cp. también James D. G. Dunn, The Christ & The Spirit: Pneumatology (Grand Rapids: William B. Eerdmans Publishing Company, 1988) 2:265: “La glosolalia practicada en Corinto parece haber sido en la mayor parte un tipo de éxtasis abandonado, una forma de articulación buscada a través del estímulo de un frenesí casi dionisíaco”. Véase también el comentario sobre μαίνεσθε “estáis locos” (1 Co. 14:23) en C. K. Barrett, The First Epistle to the Corinthians (Nueva York: Harper & Row Publishers, 1968): 326; Hanz Conzelmann, 1 Corinthians (Filadelfia: Fortress Press, 1975): 243 (cp. su nota 26); Gordon Fee, Primera Epístola a los Corintios (Grand Rapids: Nueva Creación, 1994): 775–76; y Anthony C. Thiselton, The First Epistle to the Corinthians: A Commentary on the Greek Text (Grand Rapids: William B. Eerdmans Publishing Company, 2000): 1126–27.
69 Meyer, “Mysteries”: 722–3.
70 García Martínez, “El entorno religioso del Nuevo Testamento”: 362.
71 Ibid.
72 Ibid.
73 Ibid., 363.
74 Meyer, “Mysteries”: 723.
75 García Martínez, “El entorno religioso del Nuevo Testamento”: 363.
76 Haufe, “Los misterios”: 133.
77 García Martínez, “El entorno religioso del Nuevo Testamento”: 363.
78 Meyer, The Ancient Mysteries: 199.
79 Haufe, “Los misterios”: 128.
80 Ibid.
81 Clinton E. Arnold, The Colossian Syncretism (Grand Rapids: Baker Books, 1996): 129.
82 Ibid., 145.
83 Ibid. E. R. Goodenough, Jewish Symbols in the Greco-Roman Period (Nueva York: Bollingen Foundation, 1953) 2:169, citado por Arnold, The Colossian Syncretism: 145, nota que “el principal valor del hechizo es que muestra cuan completamente Hécate y Iao estarían asociados”, y agrega: “La manera en que ‘Iao’ y ‘adonai’ dominan me sugiere a mí que el autor probablemente fue un judío”.
84 Newsome, Greeks, Romans, Jews: 30. Este autor también informa de los mosaicos encontrados en Seforis, en Galilea, con escenas asociadas con el mito de Dionisio y datadas desde el tercer siglo d.C.
85 Prümm, “Misterio”: 664.
86 Aune, “Religions, Greco-Roman”: 793.
87 K. Prümm, “Misterio”: 664.
88 Meyer, “Mysteries”: 723–24.
89 Aune, “Religions, Greco-Roman”: 794.
90 Ibid.
91 Lea, El Nuevo Testamento: Su trasfondo: 49.
92 Aune, “Religions, Greco-Roman”: 794. Véase Arnold, The Colossian Syncretism: 103–57, donde el autor aduce que el término ἐμβατεύων usado por Pablo en Colosenses 2:18 fue un término técnico de los misterios locales involucrados en la herejía sincretista que él estaba refutando en la carta.
93 Meyer, “Mysteries”: 724.
94 Ibid.
95 Meyer, The Ancient Mysteries: 226.
96 Aune, “Religions, Greco-Roman”: 793–94.
97 Lea, El Nuevo Testamento: Su trasfondo: 49–50.
98 En opinión de Prümm, “Misterio”: 673, “ningún escritor antiguo antes de Fírmico Materno habló nunca de resurrección de tales héroes. La denominación de ‘dioses que mueren y resucitan’ es una imagen moderna”.
99 Martín P. Nilsson, Historia de la religiosidad griega (Madrid: Editorial Gredos, 1970): 170. Cp. Prümm, “Misterio”: 673. Según este, en los mitos sobre las muertes violentas de las figuras masculinas de las parejas Atis-Cibeles, Adonis-Astarte e Isis-Osiris (indicadas aquí con cursivas) “aparecen particularidades que vedan toda aproximación al mensaje de la muerte expiatoria y resurrección del Señor”. Luego en la pág. 674 agrega: “… el bien que esperan de su animosa participación en el destino del dios no lo buscan en el terreno de los valores morales … La redención que un Atis ha de traer a sus devotos, no es la liberación de la opresión de la culpa y el pecado … En el mejor de los casos, lo que ocupa o preocupa al participante del culto es la tragedia de la vida humana, presentida en la muerte ineludible”.
100 Prümm, “Misterio”: 673–74.
101 Ibid., 674.
102 Ibid., 676: “Ya sea por razón de que el fin último, la gloria formal de Dios, supone el conocimiento por la fe, el fondo y la realización del misterio reclaman por naturaleza ser predicados. Por eso a la revelación del hecho se añade la revelación del conocimiento, pues esta ilumina o esclarece la realidad objetiva … Su mandato [de la predicación de la revelación del misterio cristiano] implica una predicación lo más sin reservas que quepa tanto por lo que atañe al número de los que han de recibirla, como a la inteligencia del fondo del misterio. La universalidad de la comunicación está ya reclamada por el hecho de que la humanidad entera entra en el designio de salvación”.
103 Nilsson, Historia de la religiosidad griega: 170.
104 Meyer, “Mysteries”: 724.
105 Aune, “Religions, Greco-Roman”: 794.
106 Meyer, The Ancient Mysteries: 159: “Tanto Isis como Maria son Madres benditas que fueron aclamadas como reinas del cielo (regina caeli), fueron relacionadas con la luna y fueron a menudo retratadas con sus hijos (Horus o Jesús) formalmente sentados sobre sus regazos”.

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